Los primeros 3 días
Por fin lo hemos hecho y ya estamos de camino!
Nuestro primer destino fue Jerusalem, en Eslovenia, situado en lo alto de una viña, ofreciendo a los afortunados que llegan una vista espectacular. Y el primer atardecer fue nuestro. Allí visité a mi tía Titi mientras Martin se quedaba con un compañetro y amigo suyo. Los preparativos y el peso que nos quitamos de encima al empezar la aventura nos habían dejado cansadísimos, pero no podíamos irnos a dormir tan pronto.
Al día siguiente salimos camino de Sarajevo – nos esperaba un viajecito de 14 horas… aunque eso no lo sabíamos cuando salimos antes de las 10 am, sino hasta que llegamos a las 24h. Atravesar Bosnia ha sido uno de los viajes en moto más increíbles que he hecho nunca. Justo después de nuestra llegada al país, no creímos que iba a ser tan bonito, pero al sur de Banja Luka todo cambia. Paisajes preciosos y carreteras fantásticas (muchas curvas y muy bien hechas) atravesando cañones y acompañando el curso de los ríos todo el día – simplemente impresionante.
A la 1 de la mañana intentamos buscar un sitio para tomar algo pero no fue muy fácil, aunque al final lo conseguimos con la ayuda de los colegas de Martin. Al final pudimos hasta comer algo en una panadería (algo como el Hot DOG de Viena – el último sitio donde puedes encontrar comida por la noche).
A la mañana siguiente consultamos el mapa para decidir cuál de los dos caminos posibles elegíamos para ir al sur. Por supuesto, ya en la moto nos pasamos la salida correcta, pero al final llegamos por suerte al camino elegido. Una vez más, las calles y paisajes estaban hechos para los turistas en moto, pero también para todos los demás! Los contrastes que nos esperaban eran dignos de admiración! Después de horas conduciendo a través de bosques y cañones, te encuentras de repente en un feo y desagradable pueblo en mitad de una meseta con una central electrica gigante (esperemos que no fuese nuclear – a Martín le han salido unos brotes verdes extraños en su cara por la noche…) para sumergirse justo después de dejar el pueblo otra vez en un paisaje precioso.
Martin y yo llegamos al pueblo cruzando la colina con algo de gasolina en el depósito, llegando incluso a utilizar la de la reserva!! Por eso, aunque el pueblo no tenía nada de interesante, su feo aspecto acabó por gustarnos porque nos salvó el viaje y pudimos llenar el depósito.
Con los depósitos llenos de nuevo, seguimos nuestro viaje hasta Montenegro, donde estamos ahora, Martin escribiendo su diario y yo este artículo.
Justo despues de escribir el primer texto, hemos ido a dar un paseo en barco con Velisa, compañero de clase de Martin. Ha sido demasiado bonito para ser verdad. Creo que puede gustaros 😛
Espero que podáis disfrutar un poco – mirad las fotos para ver mejor cómo ha sido!